miércoles, 18 de enero de 2012

Cuando el dueño del cortijo llama a la puerta

Todos recordamos el año pasado cuando en la cuarta jornada, donde el equipo perdió en casa ante el Levante, el presidente Alfonso García bajó a los vestuarios y posteriormente rajó de manera descomunal ante los medios en la zona mixta, diciendo abiertamente que no se trabajaba durante la semana de manera, a su parecer, correcta. Lo cierto es que a partir de ese momento el equipo nunca más levantó cabeza. Ni mucho menos estoy insinuando que el fracaso de la temporada pasada fuese responsabilidad del dueño del club, que puede hacer y deshacer lo que quiera que para eso pone la pasta. Se trata de demostrar que las cosas no funcionarán bien si no se demuestra confianza en lo que uno mismo ha creado. Es precisamente confianza lo que esta plantilla, tras perder seis puntos en el tiempo de añadido, necesita en estos momentos.

Cuando los fantasmas del pasado aparecen, las piernas se engarrotan y el balón quema. Ayer durante los minutos finales del encuentro ante Las Palmas, el esférico ardía como nunca y pasó lo que empezábamos a intuir. Con los ojos cerrados y cruzando los dedos sólo nos quedó escuchar el gol de Las Palmas. Dice Alfonso García que “cuando se defiende tan atrás te pueden marcar” y que “espera y desea que se estén tomando medidas para que esto no se repita más”, lleva toda la razón del mundo. Al Almería le cuesta cerrar los partidos, pero ya le ocurría el año pasado así que empiezo a pensar que es una cuestión psicológica.

Precisamente por eso, las palabras de Alfonso García no ayudan en nada al plantel. Él es el presidente del equipo, no un aficionado o periodista. Sus palabras tienen un valor añadido y resuenan en la cabeza de todos. Probablemente me equivoque pero no recuerdo ningún mensaje público, claro y contundente de apoyo al técnico de turno y al equipo en los momentos más complicados. Ese titular que diga: “creo en este equipo y creo en este entrenador”. Lo seguiremos esperando, no hay que perder la esperanza.

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