jueves, 1 de noviembre de 2012

Un vestidor de revista



El banquillo de la Unión Deportiva Almería ha pasado de ser un bonito y elegante vestido negro a un vestidor de esos en los que miras a las paredes repletas de prendas y no sabes cuál elegir.

Déjenme que haga este símil, porque si anoche en el Mediterráneo llego a estar en el puesto de Javi Gracia me hubiese sentido así. Rodeada de bolsos, zapatos y vestidos a cual mejor.
Anoche, tras la victoria ante un primera como es el Celta, los rojiblancos salieron reforzados. En el plano deportivo es obvio, ya que encarrila la eliminatoria y el premio es muy suculento; el Real Madrid.
En el aspecto psicológico, para los menos habituales es un balón de oxígeno para continuar luchando por un puesto en liga, tan caro esta temporada.

El caso es que el técnico del Almería tiene una papeleta crucial. Pienso en la gestión del vestuario, tan importante. En lo complicado que debe de ser alinear a once en liga y mientras tanto, los suplentes (y no convocados) lo estén bordando en la Copa del Rey. Está claro que cada futbolista asume su rol. Son profesionales y saben que la paciencia es una virtud obligatoria para ellos. Pero la frustración tiene que aparecer en algún momento y ahí es donde Gracia tiene que plantear su mejor estrategia.

Vienen ejemplos a mi mente de grandes plantillas con malos gestores de vestuarios. Equipos que se precipitaron al fracaso por una revolución interna. Bielsa o el famoso "chivato" del Real Madrid son los ejemplos más cercanos y recientes. Pero si echamos la vista atrás, el Atlético de Manzano, la Francia de Blanc o el Chelsea de Villas-Boas.

Los buenos números avalan a Javi Gracia. El navarro también ha demostrado tener mucha personalidad fuera y dentro del campo. La semana pasada daba la cara por sus jugadores tras las críticas recibidas por el mal juego del equipo. Ahora, nuevos elementos se suman al largo camino. Ahora, comienza su partido más importante.